El Centro Latinoamericano de Investigación Periodística coordinó una investigación regional –con once medios de todo el continente– sobre el auge de las armas no letales en Latinoamérica, los negocios detrás y las víctimas que ha dejado en el último lustro. Para este inmenso trabajo periodístico –nominado al premio Gabo 2022–, necesitaban un proyecto gráfico a la altura de sus múltiples necesidades.
El primer desafío fue definir colaborativamente el tono general del especial. Se decantó un proyecto en que la tipografía y la fotografía intervenida con ilustraciones como componentes unificadores, para dar un ambiente urbano, de calle, del lugar donde se producen las manifestaciones ciudadanas y las represiones. Se buscó transmitir toda la energía de las personas juntas protestando por una vida mejor con ilustraciones que den más potencia a las fotos, letras pintadas en paredes y stencils urbanos de toda la región.
Quizá el mayor desafío de este proyecto fue la presentación web de un especial con más de veinte artículos en muy diversos formatos: textos, visualización de datos, mapa interactivo, videos y cómic. Todo ello requería ser modular, para que cada medio pueda ordenar el especial en sus propias páginas. Además de navegable desde el móvil, donde tres de cada cuatro personas consumen noticias. Con la colaboración del equipo tecnológico de CLIP, se desarrolló un rompecabezas flexible con todas las piezas visuales, textuales, enlaces, interactivos y embebibles, para que en cada dispositivo la información luzca no sólo clara, sino que mantenga el tono de urbano, tenso y enérgico de las protestas latinoamericana.
Con la web encaminada, preparamos un paquete editable de piezas promocionales, para que cada medio, con sus equipos visuales, pudiera promocionar sus piezas con la unidad del especial. Esto incluía fotografía ilustrada, múltiples versiones de las viñetas, traducciones y plantillas de piezas para redes sociales. La distribución de insumos a tiempo permitió una salida pública coordinada y unificada visualmente entre doce organizaciones en toda la región. Sin duda permitió una visibilidad mayor a piezas de periodismo de investigación, que no siempre pueden recibir la atención proporcional a sus esfuerzos y rigor.
La colaboración regional es un ejercicio invalorable y no siempre fácil. No sólo permite sentir el ambiente latinoamericano a cada momento, sino que exige altos niveles de escucha, proposición, negociación y respeto mutuo. Además, trabajar con admiradas periodistas en temas delicados –que involucran violencia y víctimas– y transmitir la dignidad de personas que protestan por injusticias es un aprendizaje permanente de sensibilidad, precisión y respeto al oficio de comunicar.